Nunca creí en aquello que llaman destino. Sin embargo hoy ni yo misma sé como explicar lo que estoy viviendo.
Durante todos estos años me ha quedado claro, que en esta vida todo pasa por algo. Las cosas más pequeñas tienden a marcar grandes capítulos en nuestra vida.
Recuerdo cuando lo conocí. Mí primer día de clases en la Universidad. Todo parecía normal. No fue si no hasta la hora de salida, cuando cruzamos apenas algunas palabras, pero fueron suficientes para saber que íbamos hacia el mismo rumbo. Desde entonces comenzó una gran amistad.
Los días pasaban y el tiempo juntos aumentaba. Es el tipo de persona en la que puedes confiar sin temor a escuchar algún reproche. Siempre busca la forma de hacerme sonreír. Poco a poco se hizo parte de mí, sin darme cuenta.
Al cabo de casi 2 años de una entrañable amistad, sucedió lo inevitable. Fue en el cumpleaños de un amigo; cuando lo sentí tan cerca, que me resulto inevitable contenerme y note que a él le pasaba igual… nos besamos. Pensé que todo quedaría en lo que fue, solo un beso, pero no, después de platicar un rato decidimos que no era mala idea ser novios.
Sinceramente no le daba más de tres meses a la relación, por que fue mucho tiempo de amistad y quizá solo estábamos confundiendo las cosas. Pasaron los días y todo marchaba perfectamente.
Entonces comprendí que éste sentimiento que emana desde lo más profundo de mí ser, siempre a estado ahí.
Por alguna extraña razón no lo había notado pero tengo una excelente motivación para asistir a la escuela, creo que siempre fue así. No importa que tan malo haya sido el día él siempre encuentra la forma de alegrarlo.
Cuando estamos juntos a menudo nos pasan cosas graciosas. Me encanta la conexión que tenemos. A pesar de ser tan diferentes, pensamos de manera similar. Completamos nuestras frases cuando hablamos y en ocasiones nos marcamos por teléfono al mismo tiempo, es divertido.
El deseo de estar por siempre a su lado es lo que me motiva a querer seguir. Estoy consciente que no todo será felicidad, pero que son las alegrías sin un poco de tristezas. Dicen que amar es enamorarse de la misma persona todos los días sin hacer antigüedad evitando la monotonía, y entonces comprendo que encontré el amor de mi vida.
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