domingo, 18 de marzo de 2012

FIN DE TRIMESTRE

Se acerca el fin del curso. Parece que fue ayer mi primer día de clases. Recuerdo los nervios que me invadieron al llegar al salón.
El trimestre pasado me dieron mi cambio de división, así que no estaba muy segura de cómo reaccionar. Quizá no había sido buena idea pedirlo, tal vez mis compañeros no serian agradables, probablemente no me iría bien en mis calificaciones, en fin, aun así tenía toda la actitud para estudiar.

Siempre he estado de acuerdo con aquella frase que dice: “nunca es tarde para empezar”. Hoy casi tres meses después puedo decir que me llevo una buena experiencia. Conocí personas, que han facilitado cada uno de los días que asistí a clases. Siempre tienen alguna tontería nueva que me hace reír. Esta el chico que todo lo quiere relacionar con sexo, pienso que tiene algún trauma; hay otro más que no puede pronunciar la palabra exótico y me provoca gracia, o el que se la pasa diciendo “ahora si le voy a echar ganas” pero nunca lo hace, el cerebrito que no puede faltar, y mi preferida; la chica que engaña a su novio cada fin de semana.

Supongo que lo más extraño, es ver a mis antiguos compañeros  en un rollo totalmente distinto al mio. Ellos hablan de integrales y derivadas mientras yo discuto El Príncipe de Maquiavelo y la Revolución, averiguan la distancia entre dos puntos y yo el cambio en la Constitución Mexicana.
Ahora solo trato de concentrarme en obtener buenas notas. Me costo mucho trabajo lidiar con el profesor de Doctrinas Políticas (creo que me odiaba), ya que siempre me cuestionaba por todo. Afortunadamente esto acabo cuando vio el resultado de mi examen. Por el momento la única materia que me causa dolor de cabeza es Redacción Universitaria. Resulto más difícil de lo que imagine, sin embargo el profesor hace la clase muy divertida. El es un hombre peculiar, algo sarcástico al momento de hablar, pero creo que es la razón principal de todas las risas que nos provoca.

Para mi fortuna se acercan las vacaciones. Ya no se sí el estrés aumenta por todos los trabajos finales que debo entregar o disminuye por que son los últimos.

Trato de pensar en lo que hare durante mis días de asueto. Quizá decida aventurarme a San Luis, en un nuevo intento de morir, probablemente asista a más obras de teatro. Talvez… solo me siente a admirar el tiempo correr.


domingo, 11 de marzo de 2012

EL TIEMPO

Creo que nunca había pensado lo rápido que pasa la vida. Cuánto tiempo más podre vivir y sí llego a la vejez ¿tendré quién me cuide?
Desde hace tiempo he tenido la oportunidad de convivir con una persona de edad avanzada. Padece una enfermedad similar al Alzheimer. Olvida las cosas por instantes y en ocasiones es violenta. La diferencia es que su deterioro mental  avanzaba lentamente.
Muestra una estampa triste y desolada. Su vida se limita a cuatro paredes y un televisor. Cada vez que la miro me es inevitable pensar, que quizá en algún momento mi existencia  se reduzca a eso: postrarme todo el día en un sillón.
Me pregunto si ella alguna vez se imagino terminar así. Tiene una hija y en varias ocasiones he oído como le dice, que se siente un estorbo. Recuerdo  una vez específicamente; la señora estaba asomada por la ventana y de la nada comenzó a gritar que la tenían secuestrada. Menos mal que los vecinos ya saben de su enfermedad.
Supongo que es difícil  depender totalmente de alguien. Ella necesita  ayuda para realizar cualquier actividad: comer, vestirse, ir al baño e incluso bañarse. Claro que el problema no termina ahí. Además de todos los cuidados que deben brindársele, hay que soportar su carácter. Es un verdadero lío llevarla al sanitario, según ella nunca es necesario, para comer pareciera que están tratando con un bebe el cual apenas está aprendiendo a comer. Olvida incluso que el alimento se debe masticar.
De pronto todo me pareció absurdo. ¿Quién podría olvidar cosas así de básicas?, es imposible. Desafortunadamente he comprobado que no es tan difícil.
Frecuentemente sufre crisis nerviosas. La última vez fue a parar  a urgencias. El diagnostico del medico no resulto alentador. Según el se encuentra en la etapa terminal y estos episodios serán cada vez más recurrentes. Junto con ellos olvidara como dormir y resultara muy difícil hacerla  despertar. El doctor menciono que ocurrirá en ese orden aunado a eso, dejara de comer por que no tendrá hambre, olvidará por completo su nombre y el de la gente que la rodea. Por último no recordara que necesita respirar,  así sabremos que el final a llegado.

domingo, 4 de marzo de 2012

LLUVIA DE ESTRELLAS

Hace tiempo hice un viaje entre amigos. Fue uno de esos que jamás se olvidan. El plan era viajar a un campamento en San Luis. Teníamos que salir a la una de la tarde para llegar a tiempo, ya que el campamento cerraba a las seis. Aun así decidimos aventurarnos. Se nos hizo fácil por que un compañero llevo su camioneta.
Dieron las ocho de la noche y aun no llegábamos. Para nuestra mala suerte no encontramos ningún hotel con cuartos disponibles. Teníamos hambre y sueño, así que la mejor opción fue buscar un buen lugar y dormir dentro de la camioneta.
Encontramos una gasolinera, que además se encontraba a 10min del campamento. Al estacionarnos nos pudimos percatar que no éramos los únicos.
Una vez instalados conseguimos algo de comer. Estuvimos echando relajo hasta que nos dieron  las tres de la mañana. Como pudimos nos acomodamos en el vehículo e intentamos dormir un rato.
Pasaron treinta minutos y ya todos estaban dormidos excepto un amigo y yo, que seguíamos platicando. El sueño me estaba venciendo, pero un golpe en la ventana me despertó. Mi primer instinto fue voltear a ver a los chicos que se encontraban en la parte trasera. Distinguí a 2 hombres, que pretendían bajarlos uno de ellos estaba armado y les apuntaba. Volví la vista al frente y estábamos rodeados por 5 hombres más. Todos armados. Gritaban que bajáramos, pero cuando quisimos hacerlo uno de ellos dijo: ¡No!, mejor suban todos.
Dos de ellos se subieron con nosotros, uno a manejar y el otro nos apunto todo el camino con su arma. Llegamos a un lugar obscuro y abandonado. Era un cerro. Nos bajaron y comenzaron a despojarnos de nuestras pertenencias. Amenazaron con quitarnos la ropa si era preciso, y de encontrar que alguno se hubiera guardado algo lo matarían. En eso estaban cuando el conductor dijo al otro que se apurara. Al ver a mis compañeros tirados boca abajo y semidesnudos, no pude evitar recordar esos periódicos amarillistas que enmarcan cadáveres abandonados en cualquier lote baldío. Ya me veía en una portada de ese tipo.
Lo único bueno de esa noche fue el cielo. Tuvimos la suerte de ver la lluvia de estrellas. Resulto impresionante jamás había visto algo igual.
En cuanto amaneció caminamos hasta encontrar una carretera y de ahí a la policía. Todo el día se fue en declaraciones. Al caer la noche, por fin íbamos de regreso a nuestras casas. Al llegar me di un buen baño y dormí como si no lo hubiera hecho en meses. Prometí no volver jamás.